Primero, que a nuestra generación le toque el privilegio de tener acceso a una variedad casi ilimitada de vinos y me refiero a la oferta de todo tipo de ellos (blancos, rojos, rosados, para postre, para aperitivo y un largo etcétera) en cantidad y calidad. Segundo, que la abrumadora mayoría de esa oferta vinícola está diseñada para beberse el mismo día que alcanza los anaqueles de los mercados. Tercero, que podemos encontrarlos casi en cualquier parte y con un mínimo de información que nos permite orientarnos con relación a tan basta oferta. Pensemos en las grandes cadenas de supermercados que ya destinan áreas específicas para los vinos y, muchas de ellas, los separan por países de origen, tipos de vino, tipos de uva. A veces hasta haciendo breves descripciones de las características generales de uno u otro producto.
Si a todo esto le agregamos el hecho de vivir en una zona bendecida por la naturaleza para la producción vinícola, hacia el norte y hacia el sur, nos sentiremos entonces en el mejor de los mundos posibles para conocerlo, disfrutarlo y compartirlo.
La gran oportunidad que me brinda este espacio la quisiera aprovechar, si ustedes están de acuerdo, para varias cosas: me gustaría poder animar a quienes empiezan a probar y a descubrir el vino a que lo sigan haciendo, compartiendo con ustedes anécdotas y comentarios que nos puedan ayudar a ser más asertivos a la hora de seleccionar un vino, proporcionando datos sobre sitios que pueden ser visitados, en fin, cosas que nos ayuden a disfrutar sin gastar demasiado.
También quisiera ponerlos al tanto de las actividades que se lleven a cabo a lo largo del año en nuestros valles en Ensenada, en Tijuana, Mexicali, Tecate o Rosarito, ya que no sólo existen las fiestas de la vendimia, que, como muchos de ustedes saben, se desarrollan durante las tres primeras semanas de agosto en el Valle de Guadalupe. Hay eventos muy atractivos, como el festival de los viñedos en flor, el festival de las conchas, o muestras gastronómicas en las que el invitado principal es el vino y que se llevan al cabo en distintas épocas del año y muy cerca de donde vivimos.
Existen muchas revistas especializadas cuyos expertos se dedican a probar miles de vinos diferentes en todo el mundo para orientar a quienes se interesan en la materia. En México existen publicaciones especializadas que, estoy seguro, nos permitirán mencionar artículos de interés para todos nosotros. En algunos casos invitaremos a los protagonistas mismos para que compartan sus experiencias y nos ayuden a caminar por las rutas de nuestros vinos.
Y hay otra cosa muy importante que vamos a hacer juntos: quitarle el manto de lo sagrado, de lo misterioso y de lo sangrón al acto de disfrutar el vino. Que no le digan, que no le cuenten que esto es para iniciados. Los ritos del vino (percepción de aromas, ejercicio de la memoria olfativa, reglas lógicas de conservación, servicio del vino, por mencionar algunos) son recomendables pero pueden y deben ser divertidos. Nada de caras largas y altas dosis de seriedad. No vamos a jugar ajedrez nada más vamos a alimentar el cuerpo y el espíritu con esta bebida sin igual que nos ha acompañado desde que el hombre es hombre y la mujer mujer, faltaba más.
Mientras tanto ¡Salud!
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